Average de muertes por armas de fuego cada año en los Estados Unidos |
Estamos
muriendo poco a poco…
Por Lázaro Daniel (Ladagoval)
Escribió nuestro apóstol José Martí: "Los bárbaros que
todo lo confían a la fuerza y a la violencia nada construyen, porque sus
simientes son de odio"
¿Quiénes son o somos los bárbaros?
Es hora de llamar las cosas con su nombre.
Hoy hemos recibido nuestro regalo de Reyes Magos, tal vez
no el que muchos deseábamos, pero fue el que nos tocó.
Este tema de la violencia, las masacres y el terrorismo,
nos consumen cada vez más y más, en el terror.
No estamos seguros,
nadie lo está. Somos vulnerables. Hablamos mucho y al final todo se queda
igual.
Esto es un mal que venimos arrastrando por años y nadie
hace nada y cuando alguien intenta hacer lo vetan y no permite que exista
solución alguna. Detrás de todas las matanzas no sólo quedan las víctimas, sus
familiares y amigos, queda una sociedad en ruinas de valores, desplomada y
sacudida.
Estamos viviendo de masacre en masacre, casi que nos
habituamos a convivir con ello, y lo peor de ello es que estamos esperando la próxima
y la comparamos con las anteriores. De seguir así llegará el momento en que va
ser tan habitual ver morir de esta manera a los seres humanos que nos convertiremos
indolentes ante la negativa de los políticos de poner un freno a las grandes
consorcios y lobbies militares.
Es muy seguro que esos rostros ocultos de poder no han
tenido que perder un ser humanos como los tantos que forman parte de una lista
enorme de fallecidos, víctimas del odio, el desprecio humano y de las
ambiciones desmedidas de otros.
Detrás de todas estas desgracias, muchos son los que se benefician
económicamente, comenzando por sus fabricantes que reciben un regalo generoso
de los medios de comunicación que al final se encargan de darle publicidad a
sus armas, llámese modelo, calibre y características de las mismas.
Con el derramamiento de sangre de inocentes también otros
aprovechan para llenar sus bolsillos de dinero ya sea a través de mensajes,
noticias y opiniones amarillistas subiendo sus rating, los negocios de
servicios fúnebre, negocios de publicidad y marketing con sus ventas de pulóveres,
y otros artículos alegóricos al suceso, los gobiernos locales, estatales y
federales, solicitando más fondos monetarios para aumentar fuerzas de seguridad
llámese, policías, bomberos, custodios, FBI, etc… más fondos para entregarlos
a “Organizaciones” que se encargaran de hacer conciencia en las comunidades de
cómo se debe usar las armas y no como
eliminarlas. Los negocios de alimentos próximos a estos lugares se les
incrementa sus ventas. Los médicos, hospitales reciben sus víctimas, las farmacias
venden más de la cuenta y los seguros aprovechan para subir sus pólizas.
Hasta
familiares de las víctimas reciben su compensación monetaria. De eso se encargarán
esos abogados cazadores que están al acecho de sus presas. Hasta las iglesias
ganan, es un momento preciso para que todos sus feligreses, y hasta los que jamás
han pisado un recinto religioso, pasen a misa y dejen su diezmo para continuar la
obra de la evangelización y aplacer un poco el dolor y sufrimiento que todos
llevamos dentro.
Es una cadena. Es como si todo estuviese diseñado ex
profesamente. Mucho se pudiera escribir al respecto, pero no es mi intención de
atiborrarlos de letras que lo pondrán más preocupados de lo que están.
Me pregunto:
¿Estamos seguros de que vivimos en una sociedad normal?
¿Estamos actuando correctamente los seres humanos?
¿Qué estamos haciendo para acabar con este lastre de
violencia?
¿Este es el sueño americano por el cual muchos han muerto
antes de llegar?
Puedo seguir haciendo un listado enorme de preguntas.
Posiblemente el 99% de ellas quede sin respuestas.
Cada vez que sucede un hecho de esta índole, mi corazón se
desgarra, es una mezcla de dolor, tristeza, impotencia, inseguridad, etc…Y
cuando veo que al pasar dos tres meses y no se hace nada por cambiar lo
ocurrido, para que no se vuelva a repetir es cuando mis pensamientos vuelan al
pasado y me hace escribir una reflexión como esta, porque me percato que no es
una pesadilla dentro de un sueño, es algo que supera cualquier pronóstico,
videncia, profecías…Es real.
Me toca hacer lo que muchos han dicho en la TV y las redes
sociales orar por las víctimas y sus seres queridos y pedir una vez más a Dios,
que debe estar tan ocupado con tantos temas y tratamos de llenarle más su
espacio con cosas que él mismo sabe que está en nuestras manos para resolver,
pero somos tan pecadores que preferimos seguir pecando, aunque con ello se nos
vaya la vida que nos fue regalada.
¿Cómo pudiera decirles a esas víctimas que descansen en paz?,
creo que somos nosotros quienes necesitamos la misma, pues su ausencia es
evidente.
Hoy volvimos a retroceder en nuestra especie, no sé si
llegará el momento en que quede alguien para contar el final.
Las cifras de muertos, ni la envergadura de los hechos han
logrado crear consciencia, ni han puesto un pare para que no vuelva ocurrir, todo
lo contrario, existe terror, miedo, desilusión y la fe se convierte cómplice
del pesimismo cuando más falta nos hace.
Martí no se equivocó. Los bárbaros están donde quiera, no
construyen nada positivo, ni lo construirán, porque sus simientes provienen de
esa enfermedad humana que nos va auto aniquilar como especie: El
odio.
Estamos muriendo poco, a poco, …y lo más triste es sin
algunos quererlo.
Los exhortos a reflexionar al respecto, a ser cada día
mejores seres humanos.
Chicago, Illinois
6 de enero del 2017
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