Tomados de la mano hasta el final. Es la historia de amor que conmueve a Carolina del Norte (Gentileza Familia Livengood)
"Cuando estemos en el Cielo, caminaremos juntos, como
si estuviéramos casados de nuevo. Otra luna de miel" Don Livengood
Cuando hablamos de amor siempre pensamos en
esos momentos bellos que hemos experimentado, esa bella persona que nos provocó
un gran sentimiento de felicidad.
Hoy les traigo una hermosa historia de amor que
se vivió en los Estados Unidos, exactamente en Carolinas Healthcare System
Northeast, en Carolina del Norte y que culminó el pasado 15 de agosto del
2016.
Después
de 59 años de matrimonio una bella pareja nombrados Margaret y Don Livengood
cumplieron su último deseo de morir tomados de la mano. Una historia de Romeo y
Julieta en tiempos modernos.
No seré
yo quien va a describir esta hermosa historia de amor, les propongo la lean en
el artículo que a continuación les traigo.
Nuestro
apóstol José Martí escribió: “Amor con amor se paga”.
Espero
les guste esta tierna y conmovedora historia.
Bendiciones!
Ladagoval
Margaret
y Don Livengood. Vivieron juntos 59 años. Murieron tomados de la mano
(Gentileza Familia Livengood)
"Caminaremos
juntos en el cielo": murieron tomados de la mano tras 59 años de
matrimonio
Cuando Don Livengood le propuso
matrimonio a su por entonces amiga Margaret, tomó su mano y pronunció
las palabras mágicas. Esa misma mano fue la que sujetó con fuerza en sus
instantes finales, hasta que sintió que sus músculos ya no le respondían. Ambos
morirían, 59 años después, con apenas horas de diferencia.
La pareja fue inseparable desde el momento en
que se conocieron. "Era normal para ellos tomarse de la mano. Su amor era
tan precioso. Verlos de la mano en el hospital era la cosa más dulce y
preciosa que puedes imaginar", contó la hija de ambos, Pattie Beaver.
Sabiendo que la salud de ambos era
extremadamente delicada, Beaver intentó cumplir con un deseo final de
ambos: mantenerlos en la misma habitación del hospital donde pasarían sus
últimos momentos. Así fue como la mujer buscó por todos los medios que en el Carolinas
Healthcare System Northeast, en Carolina del Norte, atendieran su
petición.
Los días de ambos estaban contados cuando los
internaron, aunque al principio no estaban juntos. "Se me partió el
corazón", recuerda Beaver. Su madre, Margaret, de 80
años, padecía un cáncer terminal. Su padre, Don, en
tanto, sufría de fibrosis pulmonar y una pulmonía. Además
de no cumplir con el deseo de ambos, sentía que no podía atenderlos. No
conseguía estar con ambos al mismo tiempo.
Foto Izquierda: El día de la boda entre Don y Margaret (Gentileza Familia Livengood)
Foto Izquierda: El día de la boda entre Don y Margaret (Gentileza Familia Livengood)
"La necesidad de ambos de estar juntos era
mayor a cualquier otra preocupación", explicó. Finalmente, por intermedio
del doctor Randy Schisler, pudieron reunirlos en la misma habitación,
bien cerca uno del otro, de forma tal que Don pudiera tomar la mano
de su amada esposa cuantas veces quisiera.
"Estoy realmente orgulloso. Fuimos tan
lejos como pudimos con las reglas que permite el hospital, porque las cosas no
eran típicas. Era lo correcto para estos pacientes y para su familia",
explicó Schisler. "Una vez que estuvieron de nuevo juntos, el sentido
de todo volvía a estar bien", contó la hija del matrimonio.
Schisler se emocionó al observar a ambos
pacientes. "Éste es uno de esos casos que ninguno de nosotros podrá
olvidar. Ver a estas personas que pasaron su vida juntos, dar sus últimos
respiros juntos, en la misma habitación…"
"Recuerdo cómo él sostenía su mano. Ella
no podía comunicarse. Pero todos en la habitación podíamos ver la conexión
entre ellos. Era muy conmovedor saber que habían pasado toda su vida juntos y
en el final de sus vidas, estaban aún juntos", indicó Denise Hopper,
capellán del centro médico, a la revista People.
Margaret murió a las 8 a. m. del 15 de
agosto. Pocas horas, después, a las 5 p. m., Don dejó de existir. Aún
sostenía la mano de su amada. "Cuando estemos en el Cielo, caminaremos
juntos, como si estuviéramos casados de nuevo. Otra luna de miel",
fueron las palabras finales que logró susurrarle el hombre de 84 años
minutos antes de su final.
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