Tuesday, October 23, 2012

LA ANÉCDOTA DEL “FROZEN”


                                                                Con mi padre a los 2 añitos

LA ANÉCDOTA DEL “FROZEN”

Eran las 3 am  de la madrugada y no podía conciliar el sueño, me venían 20 ideas a la vez buscando una razón el porqué no podía quedar dormido…hasta que decidí chequear la fecha con el nene, con cara de porque me despiertas, me responde que era el día 24…Wow!!! Es el cumpleaños de mi padre, le comente...oh si! Me acota medio dormido…Le comento además que el ultimo día de los padres (Junio del 2009) mi padre me había repetido varias veces y me hizo jurarle que jamás lo olvidara…yo con tantos temas en mi cabeza y me había acordado de que un día como hoy 24 de Octubre pero de 1935,  había llegado a este mundo el mejor padre que halla conocido. Me mantuve parte de la madrugada recordando tantas cosas bellas y hermosas que pude vivir a su lado…que cuando me percate me había quedado dormido, sin saber cuándo, ya era la mañana y me despertaban porque Daniela había que llevarla para la escuela.

Cuando recogí a Daniela en su escuela sobre las 2 pm , veníamos los tres conversando (El Nene, Daniela y yo) hubo un silencio de momento y el Nene se vira a preguntarme porque me sonreía , y comencé a contarles que me acordaba de una anécdota que me había ocurrido con mi padre.. Resulta que por los años 70’ mi padre para podernos alimentar se dedicaba a pasar rodillo en las paredes de las casas, una época en que se usaba dibujos de pintura encima de una pared ya pintada y que fundamentalmente lo hacía para resguardar las mismas… Mi madre le preparaba los diferentes modelos de dibujos, encima de una goma bien dura comenzaba a rasgar los mismos hasta lograr las figuras que deseaba y mi padre salía a pintar , en ocasiones para no recargar a mi madre en casa cargaba con uno o dos de nosotros…éramos realmente bien humildes y a penas con $177.00 pesos MN era lo que pagaba su retiro por enfermedad, crecimos y nos desarrollamos sabiendo que deberíamos de subsistir con lo que había, mi madre lavaba y planchaba para la calle y el pintando paredes, yo tenía unos 7 u 8 años aproximadamente, y tal como el resto de mis hermanos no pedía nada, porque sabía la situación económica que existía en casa, pero tenía unos deseos enormes de tomarme o comerme un frozen (un tipo de helado sin leche que lo hacían en una maquinas europeas, creo que rusas), niño en fin y con aquellos deseos enormes que tenia , tome 0.15 centavos (Tres medios) que habían dejado de un vuelto encima de la meseta de la cocina y salí rápido y veloz para comprarme mi dichoso frozen, que feliz me sentía disfrutando y saboreando en un verano de cuba esa exquisita golosina, cuando Salí de la cafetería que estaba ubicada detrás de nuestro edificio me dirigía a los bajos de la escalera para terminar de saborear el mismo y para sorpresa mía venia mi padre y fue tanto mi miedo, nerviosismo, temor , ni sé que realmente paso por mi pequeño cerebro en ese entonces que me dio por tirar a un lado el frozen y pensando que mi padre no lo había visto, se me olvidaba limpiar mi boca, donde la prueba de mi delito quedaba fehaciente, al descubierto. Recuerdo que se agacho ante mí y me pregunto que lo que hacía, mis lagrimas salían solas porque sabía que no había realizado una buena acción, le comente de forma justificativa lo que había hecho, me dijo que no volviera hacerlo, que cuando quisiera tomarme un frozen o comer cualquier golosina le pidiera a el dinero, me acaricio la cabeza, se le aguaron sus ojos y me abrazo tan tiernamente , me llevo nuevamente a la cafetería y me compró otro frozen que si me comí con tremendo gusto y unas torticas de morón, me dijo que lo acompañara a pintar y ese día fuimos solos sin compañía de otro hermano, recuerdo que lo miraba con el esfuerzo que se ganaba los dos o tres pesos y me venía a la mente los dichosos 0.15 centavos que tome sin su autorización…

Hoy vuelvo a recordar esa anécdota que ocurrió hace 38 años aproximadamente… Como no acordarme de mi padre que tan bellas enseñanzas me dejo…

Es posible que él jamás se acordara de ello, pero yo no me olvide, me marco mucho y aprendí que aun cuando mis deseos puedan ser extremos, y las posibilidades financieras no se ajusten a la realidad, hay que saber ser pacientes, jamás vivir del sudor ajeno y sobre todo es mejor dar que pedir. Por ello llevo tantos años entregando y seguiré haciéndolo, les muestro esta enseñanza a mis hijas para que sepan que todo en la vida tiene un sacrificio, un precio.

Hoy cuando mi difunto padre cumpliría sus 77 años de edad, me ayuda a traer estos hermosos recuerdos que con mucho cariño y amor los comparto con todos ustedes. Por que se que de todo aprendemos, no importa la edad, no importa los conocimientos.

Es posible que entre lágrimas y pensamientos se me haya ido alguna idea mejor de cómo narrarles esta anécdota, aun así creo que la esencia está escrita y el sentido cumplido.

Papá , hoy tampoco me olvide de tú cumpleaños.

Felicidades Viejo!!!

Ladagoval
Octubre 24, 2012


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